Las Korés son estatuas votivas que los atenienses acostumbraban a ofrecer a su diosa, para que les ofreciera placer, y dado que tenían tal misión, las korés tenían que sonreír. Habían sido donada a la Acrópolis por las escuelas jónicas en el siglo VI a.C. Su existencia ha sido interpretada de muchas formas, pero la más probable es la que las conecta con la costumbre de las jóvenes ricas de Atenas, de servir en el culto a Atenea durante un periodo de su juventud. Parece ser que al terminar su servicio, sus padres, ya que la mayoría de los oferentes son hombres, acostumbraban ofrecer al santuario estatuas de sus hijas. Recordando de este modo a la diosa la devoción de la familia y a sus conciudadanos su potente presencia social.
Estas estatuas estaban colocada al aire libre en altos pedestales o columnas, más o menos como se les puede ver actualmente en el Museo Acrópolis. Todas no llevaban bases con epígrafes en lo que estaban escrito los nombres de los oferentes y a veces de los escultores, que orgullosos de su obra, trataban de realzar su personalidad artística.
Una cantidad imponente de estas estatuas del siglo VI a.C. se pueden apreciar con todo su esplendor en el Museo Acrópolis de Atenas.